martes, 11 de agosto de 2015

03/08/2015 LA PORTA DEL CEL

GRAUS - CERTASCÁN







A las 7 en pie, desayuno, últimos preparativos y comenzamos la marcha a las 8:15, con un poco de retraso. Era nuestro primer día de ruta real y montañera y teníamos por delante unos 12 quilómetros y medio, que al final fueron 14, con una larga subida hasta Coll de Certascan (2.586 m.) y un descenso al refugio del mismo nombre (2.234 m.), frente al lago natural más grande del Pirineo: estany de Certascán.

  
  

 Con un desnivel considerable de 1.500 mts este tramo no ofrece dificultades. “Marxa molt bonica, no massa exigent” según Rosario. Desde mi punto de vista todo este tramo discurre por senda de bosque llenas de setas, hojarascas, lagos, cascadas y mucha, pero que mucha agua y vegetación.  

Según el resto del grupo, un día completo, con subidas y bajadas y todo tipo de paisajes impresionantes que hacen disfrutar y “tocar el cielo”. La ruta comienza, con un tranquilo recorrido primero por el bosque, después bordeando la presa de Graus, hasta subir a Noarre, una pequeña aldea conformada por poco más de media docena de Bordas. Según el vídeo de la noche anterior, ahora están muy bien reformadas y es un sitio idílico para pasar las vacaciones.

 
Progresivamente vamos ascendiendo metros de desnivel en busca del Coll de Certascán. Paramos en la cascada de Noarre para tomar algo de comida, unas barritas, frutos secos y hacer fotos. El agua nos rodea y el paisaje, a medida que vamos subiendo, más espectacular si cabe. Cruzamos torrentes sin parar, cosa que es de agradecer por la calor que hace.
 

Después de pasar por los Estanys Blaus y disfrutar de un descanso en el Forat de Guerossos, una espléndida pradera con una no menos espléndida cascada, nos refrescamos, unos más que otros. Ximo y Marién fueron los únicos valientes que se atrevieron a bañarse, otros se conformaron sólo con los pies. Algún miembro del grupo no confía en sus fuerzas, así que decidimos repartir parte del peso de su mochila y hacer un par de paradas para recoger agua y descansar.

 
Desde aquí se ve la senda que asciende hasta un collado donde tomaremos la cresta de la montaña en busca de la cima. Por fin, pasadas la una, llegamos a la base del pico Certascán, donde comeremos para emprender más tarde la ascensión. El lugar está lleno de gente y mochilas. Rosa y yo decidimos quedarnos a guardar las mochilas y reservar nuestras fuerzas. El resto del grupo inicia la ascensión, aunque no todos llegaran a la cumbre. Desde allí, se contemplan unas vistas a ambos lados de la montaña, que nos muestra la barrera de picos que conforman la frontera con Francia.
 


Una bajada llena de dificultades para algunos, y una trotada rápida para otros y en pocos minutos están de nuevo en el collado recuperando las mochilas que han dejado allí para aliviar la subida y comenzamos la aproximación al refugio.


 Lo cierto es que desde aquí no hay mucha distancia y gran parte es bajada. “La pujada al pic Certascan era prou esvarosa. No vam pujar al pic ni Isabel ni Imma ni jo, però era factible, el pitjor la pujada i baixada fins al cim, alguns punts un poc perillosos, en la meua opinió. No tinc una bona foto de dalt, com la que li vaig fer a Isabel.” (Rosario) Todo este camino ya va acompañado de las vista del lago de Certascán, según dicen el más grandes de todo el Pirineo. La llegada al refugio es preciosa, siempre con el lago al lado. Es una lástima que después el refugio quede apartado sin vistas al lago Certascán. Finalmente sobre las 18:30 horas y sin ninguna prisa llegamos al refugio de Certascán. La jornada no ha sido de las más duras. 
El refugio, un poco pequeño y está lleno: personas, burro, perros, …. Con todo el encanto, ahora sí, de un verdadero refugio de montaña. Allí empezamos a encontrar ya caras conocidas: los de Pego, con los que acabaremos la ruta y que nos explican que no les han aceptado las tarjetas federativas porque no se reconocen entre federaciones de diferentes comunidades. INCREIBLE PERO CIERTO (este tema lo dejamos para otro momento para no cambiar el buen rollo de la crónica), las vascas, etc. Tomamos la tarde para ducharnos, con agua fría porque se había apagado el calentador y para descansar. Casi no nos podemos mover de la cantidad de gente que hay. No sabemos dónde cenaremos, pero finalmente, el guarda nos organiza a todos y nos deleita con unas lentejas buenísimas y algo más. Estuvo lloviendo toda la noche.


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