domingo, 19 de febrero de 2017

18/02/2017 Pinet - Alto de la Lletrera - Alcornocal de Pinet

            Hoy somos cuatro senderistas, como siempre café mañanero i salimos de ruta hacia el municipio de Pinet, situado en la comarca del Valle de Albaida, a las 8 en punto estamos en el pueblo, pequeño, tranquilo, tantas veces visitado en nuestra ruta anual, hoy vamos a recorrer una ruta nueva que nos llevara a la cima de “Alt de la lletrera” y al alcornocal de Pinet.
            Cruzamos en silencio el pueblo y nos dirigimos hacia un grupo de antenas de comunicaciones, enfilamos una subida larga “ya empezamos a subir y sin calentar!”, es el comentario, muchos compañeros y compañeras han excusado su asistencia, unos por trabajo, otros por enfermedad, etc., vamos a buen ritmo, agrupados y surge el comentario “el aguafiestas de turno decía que tardaríamos 1 hora y ¾ en llegar y se ha equivocado, solo hemos empleado ¾ y sin correr ya tenemos una idea aproximada para la próxima vez que volvamos!”, vamos hacia arriba, llegamos a base de las antenas i el gps nos indica que giremos a la izquierda “es por aquí?”, dice un compañero, “si!”, responde otro, “la senda esta desdibujada y no está muy pisada!”, empezamos la subida, el barranco situada a nuestra izquierda y del cual no conocemos el nombre, vamos ganando altura poco a poco, a nuestra izquierda en la ladera del montículo de una de “Les Mamelles”, vemos campos de cultivo abandonados, “que arboles habrían plantado tiempo atrás?”, pregunta un compañero, “algarrobos o tal vez olivos!”, responde otro, “no hay ningún camino que de acceso a los campos, no podría subir ni un mulo ni nada semejante!”, “bajarían la cosecha con poleas?”, ahí dejamos la incógnita, el suelo está húmedo y firme, de vez en cuando un escalón.
El compañero que encabeza la ruta se gira hacia el grupo y dice “mirad son nadaletes (florecitas de navidad), el guía rodilla al suelo y a fotografiar las flores, pequeñas, delicadas blancas como el jazmín, seguimos hacia arriba,  “girad la vista atrás y veréis el desnivel que hemos subido!”, “allí abajo el pueblo!”, dice un compañero “es verdad hemos subido mucho!”, a la izquierda vemos una senda que parece trazada por motos de trail y en efecto, según nos vamos acercando apreciamos mejor la senda desecha por las subidas y bajadas de las motocicletas, los motociclistas no son conscientes o no quieren serlo del daño que hacen a la naturaleza, “hacia dónde vamos?” pregunta el que va en cabeza, “a la derecha y allí arriba está la pista forestal a la cual nos dirigimos!”, la senda está destrozada por las motocicletas, una pena!, vamos a buen ritmo y sobre las 9 ½ alcanzamos al fin la pista, giramos a la derecha y nos dirigimos hacia el alcornocal, un poste nos indica que faltan 20 minutos para llegar, “almorzamos?”, pregunta un compañero, “ cuando lleguemos al alcornocal, hay mesas y bancos y estaremos cómodos!”, responde el guía, “al sol, por favor!”, dice una compañera, camino del área recreativa que hay junto a la balsa “del Surar” nos adelanta un grupo de ciclistas, “adiós!”, saludamos, pasan raudos.
Llegamos a la zona señalada en el tiempo indicado, vemos los primeros alcornoques, altos, erguidos, “fijaros que son muy altos, quizás sea debido a que nos realizan sacas de corcho, porque queramos o no, al realizar los cortes acortamos la vida de estos árboles”, vamos hacia la mesas que esta al sol, el resto en sombra proporcionada por cipreses, alcornoques y pinos.
“Como vamos de tiempo?”, preguntan, “bien!”, responde el guía, nos deleitamos y reponemos fuerzas con los bocadillos, fruta, café, chocolate y pasteles de coco de producción artesanal, surge la problemática que hay con los aditivos que se usan en pastelería y galletería, “tendremos que leer atentamente el contenido de los dulces, pasteles y galletas industriales, para evitar ingerir el producto en cuestión!”, un compañero acaricia la corteza de los alcornoques con delicadez, ¡es su primera vez!.
Dice “la corteza es firme, pero no dura, rugosa, pero suave al tacto”, queda prendado de los árboles, giramos a la izquierda y nos dirigimos a la cima de “L’alt de la Lletrera”, vamos por la senda, fácil, de buen caminar, al salir del bosque, la vegetación baja formada por quejigos, alguna encina, pinos blancos o “halepensis” y también algún “pinaster”, “empieza aparecer la procesionaria del pino”, dice un compañero, en efecto vemos alguna rama de pino infestada de nidos algodonosos de la procesionaria. Subimos poco a poco, nuestro objetivo queda a la izquierda de la ruta, llegamos a un poste indicador, a la izquierda “L’Alt de La Lletrera” a la derecha “El Mirador”, “ya tenemos otra ruta apuntada en la agenda!”, dice el guía, , seguimos hacia la izquierda y vemos la cima, llegamos a un mirador y empieza el espectáculo, a la izquierda “el Monduver”, bajo “el barranco de Borrell”, enfrente “la sierra Falconera” al fondo el mar envuelta en neblina, y a la derecha “El Mirador”, “una maravilla!”, llegamos a la cima y quedamos prendados de las vistas, de izquierda a derecha “El Penyalba”, a continuación “El Monduver”, “El Coll de la Rafela”, “Marxuquera”, “La Falconera”, “El barranco de Borrel” y “El Mirador”. “Aquella sierra más a la derecha cual es?” preguntan, “El circo de Azafor!”, responden, foto de grupo, recreamos la vista durante unos minutos y vuelta hacia abajo. “Habéis visto el sendero que hay en el fondo del barranco?”, dice el guía “si!”, responden al unísono, “buscare el sendero para hacer una ruta y ver si hay salida!”. Dice el guia.
Desandamos el camino hacia el alcornocal, admirando la belleza del paisaje, “una pena que haya neblina, podíamos haber visto mejor el paisaje!”, recordamos las palabras de unos compañeros y compañeras “disfrutad del paisaje!”, “que belleza!”, “volveremos en otra ocasión para hacer la ruta pero la próxima vez iremos a el Alto del Mirador!”, dice el guía.
“La próxima semana donde queréis ir?, los cuatro ríos?”, “esa la dejamos para otra vez!”, responden, “tengo pensada una en Llombai!”, “pues esa!” dicen. Llegamos al alcornocal vamos recto, “error!, “tenemos que ir a la izquierda” , buscamos la senda que nos dirige al “barranco del Surar”, vamos subiendo y bajando por la senda, tapizada de agujas de pino, envueltos en alcornoques, pinos y sotobosque, formado por plantas trepadoras, aliagas, llegamos al fondo del barranco “cuidado ahí parece que hay una sima, fijaros en la cuenca que forman las laderas!”, seguimos adelante y salimos del bosque, tenemos delante el Vall de Albaida, a lo lejos “el Benicadell” y más al fondo “El Montcabrer”, “habrá que buscar fechas para hacer rutas de la sierra de Espadan, y el Puig Campana, antes de que apriete el calor!”, dice el guía, “perfecto”, bajamos por una senda destrozada por las motocicletas, piedras sueltas y de caminar incomodo, “podíamos denunciar a los motociclistas que destrozan las sendas?”, dice una compañera “si, pero con cuidado, ya ha habido altercados por otras zonas!”, la pendiente larga y mal caminar, “recuerdo una vez recorriendo la senda de la sima del Agua, donde encontramos a un motociclista que haciendo pinitos entre las piedras rompió el motor y su problema era desandar con la motocicleta la senda, y que era de varios kilómetros!”, dice el guía “pero parece que no aprenden la lección!”, enfrente tenemos la piedra del Mediodía, “veis a la derecha ese sendero que sube, pues en el collado gira a la izquierda y se dirige al pueblo de Llutxent y recto a la senda de la Bastida”, dice el guía, oímos disparos a lo lejos, “creo que han cerrado la veda”, dice un compañero, “sí, es cierto!”, “alguna batida de jabalíes?”, “puede ser!”, “a lo mejor hay una veda especial para el conejo, tienen muchos problemas, pues se comen la corteza de los árboles jóvenes”, los disparos cada vez más cercanos, vemos a unos hombre en un vehículo, gritamos fuerte para alertarlos de nuestra cercanía, en un momento llegamos donde están y resulta que están afinando un fusil de caza, uno de ellos resulta ser conocido de un miembro de la “penya”, saludamos y seguimos adelante, alcanzamos la fuente del “Castillo”, donde bebemos unos sorbos de agua, el pueblo lo tenemos a la vista, en unos minutos llegamos al vehículo y las chicas son fotografiadas en un campo de ciruelos, “una belleza, dos flores, entre miles de flores”.

Hasta aquí la ruta, volveremos otra vez, para recorrerla de nuevo, por otra subida quizás, pero volveremos!.













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